Consistencia: el nombre del juego.

Consistencia: el nombre del juego.

El pasado domingo frente a Pittsburg los Dolphins de Miami lograron una de las mayores sorpresas de la temporada. Derrotaron al equipo que muchos llaman el “monstruo de tres cabezas”, en referencia a su mariscal de campo (QB) Ben Roethlisberger, el recibidor abierto (WR) Antonio Brown y su corredor DeAngelo Williams. Por primera vez en la temporada los Dolphins tuvieron a su línea ofensiva completa en el campo. Desde la primera posesión de balón el mariscal de campo Dolphin (QB) Ryan Tannehill demostró control de juego y si no fuese por un pase a las manos dejado caer por DeVante Parker en la zona de anotación, desde ese instante hubiesen asumido el control del juego. Jay Ajayi demostró de lo que es capaz y la clase de juego que marco su carrera universitaria, acumulando 204 yardas por tierra buenas para dos anotaciones (TDs) y el premio para el jugador ofensivo de la semana. Pero ni la actuación de Tannehill, ni la de Ajayi servirán de mucho si esta tarde enfrentando a un rival divisional, los Bills de Búfalo, no mantienen ese mismo nivel de juego. No hablo de un Ajayi corriendo todos los juegos sobre 200 yardas, si no un juego en la carrera que le dé la oportunidad a la ofensiva de no ser unidimensional por aire.

Los Bills están en una racha ganadora, su defensa está entre las primeras 10 combinadas de la liga. Muchos podrían cuestionar que dentro de la racha de cuatro victorias al hilo han enfrentado mariscales de campo (QBs) con estadísticas y líneas frontales deficientes. Pero si quitamos del panorama el juego de la semana pasada de los Dolphins y el juego de apertura en Seattle, podríamos decir que los Dolphins son un equipo más con una línea ofensiva deficiente. Eso es lo que demuestran las estadísticas. El juego de la pasada semana podría ser escalón que necesitaban los Dolphins para encontrarse como equipo. Una combinación de factores que no habían experimentado en toda la temporada. ¿Pero será posible mantener el nivel esta tarde? La línea Frontal defensiva de los Bills está permitiendo solamente 3.73 yardas por intento por aire, y 3.43 yardas por intento en la carrera. Lo que los coloca como uno de los mejores 10 equipos defensivos de la NFL. Dominan la liga en detenciones (sacks) con el segundo mejor total y por ciento en este renglón, lo que los hace bien peligrosos frente a Tannehill quien tiene el segundo peor por ciento de la liga en detenciones (sacks). Por el lado de los Dolphins, estos perdieron a su mejor jugador defensivo, Reshad Jones, eso deja abierto el espacio para ser sustituido por Michael Thomas. La defensa trasera en las esquinas conto la semana pasada con la mejor actuación de Byron Maxwell en lo que va de la temporada, y esta semana Maxwell podría recibir la ayuda de Chris Culliver quien no ha jugado hasta el momento por una lesión. Culliver al igual que Maxwell podría contribuir en grande por su experiencia en la posición. Para eso tendrán que detener a un Charles Clay que viene contribuyendo mucho en los últimos partidos junto con el recibidor abierto Robert Woods. Por tierra en los últimos cuatro partidos los Bills han corrido para sobre 200 yardas en cada uno de ellos, comandados por el versátil LaSean McCoy y su mariscal de campo (QB) Tyrod Taylor.

Sera una tarde interesante para ambos equipos, en un juego de rivalidad divisional. Los dos equipos deben demostrar que son capaces de jugar al nivel más alto de la NFL. La interrogante será la defensiva de los Dolphins. ¿Podrán mantener el nivel de juego demostrado la semana pasada, pero sin Jones? ¿Podrá Tannehill  mantener el control del juego manteniendo un balance tal y como hizo la pasada semana? La consistencia será el nombre del juego.  

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