“Desde mi perspectiva, tú puedes ser tan bueno como quieras,” dijo Willie Cauley-Stein. “Tienes los recursos y todo el tiempo del mundo para llevar a cabo tus sueños. Si quieres ser uno de los mejores jugadores entonces tiene que venir y hacer lo que los mejores jugadores hacen.”
Sincero, seguro y confiado. El autor de estas palabras no es un veterano de la NBA, ni un jugador europeo recién llegado a la liga, con muchos partidos internacionales a sus espaldas.
El que habla es un novato que sabe lo que es superar muchas barreras para llegar hasta el lugar en el que se encuentra ahora. Cauley-Stein es como un jinete de salto de obstáculos. Barrera tras barrera, piedra tras piedra, hasta llegar al objetivo final. Y una vez llegado al objetivo sólo queda una opción: marcarse otro.
“Sin duda, quiero ser el Rookie del Año, básicamente cualquier cosa que puedas ganar como rookie, quiero ganarlo,” decía el novato en el Media Day de los Kings de Sacramento.
Quizás en boca de otro deportista, las palabras de Cauley-Stein puedan sonar a fanfarronada. A ego superlativo de estrella del deporte. En la suya no. Sabe muy bien lo que es tener que remar siempre a contracorriente, probar su efectividad, su talento o su posición en el draft. Porque la confianza que destila hoy el novato de los Kings no surgió de la nada.
Hace menos de tres años, Cauley-Stein era situado en el puesto número 40 en el ranking de Yahoo de los freshman del basket universitario. El noveno entre los center o alero fuertes.
Por delante, en la clasificación de su posición había ocho hombres de los cuales tres años después, sólo tres han debutado en la NBA: Nerlens Noel, Steven Adams y Mitch McGary. Y sólo uno de ellos –el de los 76ers de Philadelphia – fue elegido en el draft en una posición mejor que Cauley-Stein.
Entre ellos, a los que Cauley-Stein ha pasado por delante y les ha arrancado las pegatinas están el desafortunado Isaiah Austin, Kaleb Tarczerwski, DaJuan Coleman o el pívot de UCLA, Tony Parker.
Por si fuera poco, en el último draft, Cauley-Stein fue el junior mejor elegido de los 60 protagonistas de la noche, por delante de varios jugadores que en su día fueron calificados mejor que él, como Sam Dekker (13º en su día) o Justin Anderson (35º).
No fue fácil llegar a los Wildcats de Kentucky después de DeMarcus Cousins, Enes Kanter y Anthony Davis o al mismo tiempo que Noel. Ni formar parte del agresivo trabajo de reclutamiento de John Callipari que otorga tanto peso específico a los jugadores de primer año.
De hecho, Cauley-Stein fue, durante cada curso universitario, jugando más minutos que el anterior a pesar de la importancia en las rotaciones de Callipari de los jugadores recién llegados.
El novato de los Kings sabe que está ante una gran oportunidad de tener un rol importante desde el principio, en una franquicia necesitada desde hace años de un jugador de sus características.
Samuel Dalembert, Hassan Whiteside, Ryan Hollins o Eric Moreland no funcionaron como la franquicia pensaba, pero Cauley-Stein ha llegado para romper con la mala racha. El mensaje del éxito es claro.
“No dejar de trabajar. Estar siempre intentando hacer algo que te vaya a hacer mejor,” dijo Cauley-Stein. “Cada día tienes que venir con una mentalidad diferente sobre cómo vas a ser mejor.”
Sólo queda que la cancha hable.
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