Tiempos de cambio.

Los Dolphins de Miami han vuelto a ser los mismos de temporadas atrás. Pero con el agravante de que la inversión de 200 millones en contratos de agentes libres no ha hecho diferencia alguna en la cantidad de victorias y derrotas. La temporada comenzó muy prometedora con un arranque de tres victorias sin derrotas, y los expertos comenzaron a mirar a los Dolphins como una amenaza real a los Patriots de Nueva Inglaterra en la división este de la AFC. Ahí comenzó la debacle y el equipo se envolvió en una saga de dimes y diretes dentro del camerino entre dos jugadores de la línea ofensiva: Jonathan Martin acusando a Richie Incognito de haberlo maltratado. Esta situación fue totalmente, en mi opinión, sacada de contexto por parte de los medios noticiosos afectando la concentración de los jugadores y empujando a los Dolphins más cerca de la eliminación, al punto de que perdieron su último encuentro contra los Bucs de Tampa Bay. Estos últimos no habían conocido la victoria en la temporada, pero se las arreglaron para derrotar a unos confundidos y faltos de motivación Dolphins de Miami. 

Así que toda esta situación pasó a ser el último de los capítulos de un equipo que a todas luces deberá ir luego de la temporada a analizar cuál ha sido la producción neta de victorias y derrotas luego de los cambios de personal para la reconstrucción del equipo, y la inversión más grande de dinero en la historia de la franquicia. Debemos mirar cómo fue manejado el asunto Martin/Incognito. Ahí nos daremos cuenta de que las cosas no están bien dentro de la relación entre los dirigentes y los jugadores, ya que no se habla en la misma línea de pensamientos y los jugadores no opinan lo mismo que los dirigentes. El dueño de los Dolphins Steven Ross mantuvo su respaldo al dirigente Joe  Philbin, pero más allá del respaldo ante los medios se refirió al desempeño de los Dolphins como bochornoso y humillante. En ningún momento se expreso a favor de su Gerente General Jeff Ireland, a quien en otras situaciones defendió. Esto claramente supone que de la clasificación de los Dolphins a la post-temporada dependen los trabajos de muchos dentro de las oficinas administrativas y en el cuerpo de dirigentes. 

Pero volvamos al football, este domingo los Dolphins reciben en casa a los Chargers de San Diego. Ambos equipos están con el mismo record (4-5) y el que pierda ya saldría de la carrera por el juego del comodín (wild card). Matemáticamente ambos al momento tienen opciones a la clasificación, pero han estado jugando “frio y caliente”. En Tampa los Dolphins comenzaron su última posesión con tres pases completados, convirtiendo dos primeros intentos (first downs). Pero al salir de la advertencia de los últimos dos minutos, la línea ofensiva se desplomó y permitió tres detenciones (sacks) consecutivas, lo que culminó con una intercepción en el 4to intento. Esto cerró con otra derrota en una pobre demostración ante un equipo sin victorias. Los corredores (RB) de los Dolphins se combinaron para solo 2 yardas, demostrando una vez más que el libro de jugadas de Mike Sherman no se ajusta a las necesidades de los Dolphins, y obliga al mariscal de campo (QB) Ryan Tannehill a jugar por aire sin darle opciones al juego de la carrera y mucho menos al juego por aire de pases largos o profundos ya que su línea ofensiva es la más pobre de la NFL. Una ofensiva unidimensional que solo tiene una opción ofensiva que son los pases cortos. Del otro lado del balón la defensa también ha estado en altas y bajas, pero lucen extenuados y faltos de energías al final de los partidos permitiendo importantes anotaciones, sin acoso al mariscal de campo (QB) del equipo contrario. Juegos que contrastan grandemente, si se compara una semana con otra, demostrando inconsistencia o falta de concentración. 

Así llegamos a un domingo más en espera de una reacción vigorosa en casa, donde ya se comienzan a vaciar los asientos por tanta distracción que en nada tiene que ver con football, la cual aumenta  las derrotas que al parecer nos dejaran sin nuestros Dolphins temprano en la temporada. Lo que si debe estar claro es que si la temporada es corta para los Dolphins vendrán tiempos de cambio y una vez más comenzará una reestructuración. 

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